viernes, 16 de abril de 2010

Conventillos y cités capitalinos: escenario de hacinamiento y pobreza

Según el decano de Arquitectura de la Universidad Católica (UC), José Rosas, "de alguna manera se vuelve a reproducir el fenómeno del antiguo conventillo, con una diferencia más grave todavía, que eso no está resuelto en horizontal, sino en vertical, son edificios de 2 o 3 plantas o a veces edificios de departamentos en el centro".

En el portal Fernández Concha, frente a la Municipalidad de Santiago, en plena Plaza de Armas, señoriales casonas en el casco antiguo o la llamada 'Pequeña Lima' en Independencia, ocultan tras sus coloridas fachadas una dura realidad, que muestra su cara más triste cuando los televisores, las radios y los hervidores conectados en cada uno de los espacios, terminan recalentando el sistema eléctrico.

El capitán Juan Luis Subercaseux, del Cuerpo de Bomberos de Santiago, afirmó que estos "son los inmuebles con alto riesgo de incendios de proporciones y de más concurrencia a los que se asiste".

Una consecuencia de la escasez de viviendas, frente a la masiva llegada durante los últimos años de peruanos, colombianos y ecuatorianos.

Esta presión la ciudad ya la conoció a principios del siglo pasado. Primero, la migración campo-ciudad y luego, el colapso de las salitreras en el norte detonó la sobrepoblación de Santiago, naciendo así los conventillos y su versión más precaria: los cuartos redondos.

"Un nombre muy curioso que habla de piezas que no tenían ventanas. Un pasillo con piezas, donde se comía, se dormía, sin ventilación, causa en gran parte de la mortalidad infantil que era horrible en Chile en esos años", explicó el director nacional del Colegio de Arquitectos, Patricio Gross.

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